La limpieza facial profunda previene el envejecimiento precoz, la desnutrición y la deshidratación de la piel. Remueve impurezas y células muertas, purificando y equilibrando el rostro. Estimula la renovación celular y mejora la circulación. Se eliminan impurezas y toxinas por medio de procedimientos como la vaporización, exfoliación y desincrustación.
¿Por qué son necesarias?
La piel del rostro suele estar expuesta a rayos UV, suciedad del ambiente, químicos del maquillaje y los alimentos. Razón por la que salen los puntos negros, las espinillas y los granos.
En personas jóvenes el intercambio celular es rápido, pero al envejecer, este disminuye. Las nuevas células tardan en llegar a la superficie y cuando llegan lo hacen sin vida, sin microcirculación y sin terminaciones nerviosas. De esta manera la piel adquiere un aspecto opaco, descuidado y viejo.
Con las limpiezas de cutis exfoliamos la capa superficial y quitamos las células muertas, quedando la piel más trasparente, traslúcida e impulsando la formación de nuevas células. Es muy bueno para la piel desintoxicarse de lo cotidiano, y adquirir un aspecto más delicado y joven.